
Al menor de los Gustavos, como al mayor, nadie jamás los llamó así. Es solo una licencia que me tomo en este blog donde evito llamar a la gente por nombre y apellido. Pero es que a los Gustavos se los nombraba por el nombre y apellido o, en otras ocasiones, por sus respectivos apodos. Llamarlo el cabezón me costó siempre ya que en mi tierna infancia supe tener ese apodo y detestaba que asì fuera. Tambièn se lo nombraba con la combinación apodo y apellido, que en su caso suena más simpático.
Sin duda era el galán de la división. Y no solo por la pinta (que aun hoy conserva) sino por la actitud. Amigable, espontaneo y por lo tanto entrador. Un compañero ideal para salir de jarana. En cuarto año recorrer con él los cursos de la planta alta para pedir material para el periódico escolar era todo un éxito. Las chichis de primero y segundo morían al verlo.
Al iniciar tercer año casi cae víctima de la amputación y termina en 3ro 3ra, cosa que finalmente logró evitar. Este detalle yo lo había olvidado y alguien me lo recordó hace muy poco.
Siempre afecto a compartir solía llevar compañeros de división a la quinta de su familia en Longchamps. Se sentaba atrás mio en cuarto. Por aquellas épocas los varones teníamos Educación Física muy temprano en la tarde un dia de los que había séptima hora. A mi se me complicaba ir hasta mi casa y tener tiempo de cambiarme y comer. El me solucionó el problema llevándome a almorzar a su casa una vez a la semana, como también lo llevaba a Flavio. Sus madres eran amigas. Recuerdo esa casa, su pasillo, el garage, el baño que tenía dos puertas. Todo era muy rápido. Llegábamos, nos poníamos la ropa de gimnasia, almorzábamos y la madre de Flavio nos llevaba a los tres hasta la escuela en el Falcon.
Buen alumno, formaba parte del grupo de los que aprobaban todas las materias. No sé cuántas veces o si tan solo una vez le pasó de llevarse alguna.
Hacía una cosa que para mi era algo excéntrica en aquel entonces y que hoy en día nos hubiera acercado muchísimo: practicaba tenis.
Ostenta el record de ser el compañero que mayor cantidad de prendas ganó en Feliz Domingo. Estuvo en el Sumando en Equipo ganador de la primera vez, ganó la prenda de baile con Viviana la tercera vez y supo trasladar con facilidad (previo ensayo) sus habilidades con la raqueta a empuñar una sartén para ganar junto al otro Gustavo la prenda de tenis en la última visita.
Su papá laburaba para Bagley, o algó así. Para el viaje de egresados nos regaló cajas llenas de alfajores (del blanco y del negro) y otras con chocolates. Muchos, muchísimos. Y venía de darnos flor de colaboracion al escribir las "relaciones" para la chacarera que Gustavo bailó en la tele.
Me perdí de cursar quinto junto a él pero aun así el último fue nuestro año de mayor acercamiento y formó parte del grupo de compañeros con el que nos fuimos animando a conocer otros aires y traspasar las fronteras de nuestro Lanús querido para las épocas en que empezabamos a ser ex alumnos de secundario.
Al poco tiempo su papá falleció joven como para irse. Recuerdo ese momento como uno de los últimos en que mi contacto con Gustavo seguía siendo frecuente. Años sin vernos hasta hace poco. Cuando me vió, me sonrió y me abrazó diciendo "que lindo pibe". Ja! Y que lo digás vos, cabezón!