El más cercano


El otro dia en una cena me preguntaban por este blog. En un momento me piden que nombre a mi compañero "más cercano". Uno de los comensales, más concreto que abstracto pensó que se referían al que vivía más cerca de mi casa. El otro le dijo que no, que quería saber quién era mi amigo, mi compinche. Les dije que de uno u otro modo la respuesta iba a ser la misma: Eduardo.
Mis compañeros vivían en su mayoría a unas veinte cuadras de mi casa, algunos más. Eduardo, a once cuadras, era el que más cerca estaba. Fue para el inicio de tercer año que nos empezamos a acercar más. Alguna vez en el 81 recuerdo estar con él y el más joven de los Gustavos yendo un viernes a la noche tarde a Constitución en tren. Eduardo, intrépido, se pasaba de vagón a vagón en movimiento.... por afuera del tren!! Era lo que se dice algo travieso y junto a èl disfruté de mi extensa edad del pavo.
Su papá era el presidente de la Cooperadora del colegio lo que a veces lejos de beneficiarlo lo ponía incomodamente en la mira (a Altamira).
Vivía en una bonita casa de la calle Ferré. En su cocina merendé y cené montones de veces. Tengo patente el recuerdo de haber escuchado la transmisión en directo de algunos comunicados de la junta militar durante la guerra de las Malvinas en su televisor. Horas y horas escuchando música en su living, sillón celeste de pana a rayas. Un regio equipo de música con todo lo necesario para grabar cassetes, basicamente compilados en los que Eduardo era especialista. Disc Jockey oficial de la división nos hizo bailar a su ritmo durante buen tiempo. El viaje a Bariloche está lleno de recuerdos auditivos, además de visuales. A muchos de ellos Eduardo les puso la banda de sonido. No me fue dificil armar mi top ten de bolicheros ya que con hacer memoria o simplemente ir a mi caja vieja de cassetes puedo recordar hasta la presentación de aquellos compilados. Cassetes TDK o Basf, los temas de cada lado correctamente escritos en una de las letras más prolijas de toda la división. Ordenados y enganchados no de cualquier manera, siempre con una lógica.
Conocía mi gusto musical perfectamente tanto es así que tengo no uno sino dos recuerdos de situaciones en que clarmanete la pegó con sus elecciones. Fue en su living, la semana misma en que volvimos de Bariloche que escuché por primera vez un disco nuevo que él había conseguido y que, estaba seguro, me iba a gustar. A la media hora de ese llamado yo era un nuevo fan de las viudas, impactado tras escuchar Estoy tocando fondo. Por otra parte mucha de mi gente cercana sabe que una de mis bandas favoritas de todos los tiempos son los B-52`s a los que vi dos veces cuando recièn salía de la facultad. Lo que nadie sabe es que Legal Tender, primer tema que escuchè de la banda de la pelirroja, lo conocí gracias a la recomendación de mi amigo de la secundaria.
Su privilegiada caligrafia supo ponerla también al servicio del machetismo, arte en el que fue mi guia y maestro.
Amiguero, sociable, pasamos largas tardes de mate en lo de Patricia, noches en la vereda de Fabiana, atados y màs atados de Marlboro o Gold Leaf, salidas a bailar. En cuanto se motorizó lo compartió. Inicialmente su moto con la que aprendí hasta a hacer los cambios, algo que con un auto conseguì recién quince años después. Más tarde en los sucesivos Falcon de su papá, el más antiguo una joya de los 70 y luego uno de los últimos, ya de los 80 , color caramelo, en el que una noche de fin de año nos subimos diecisiete personas y una bicicleta. Había gente hasta del lado de afuera del auto, íbamos a 20 por hora por la puerta del Cine Rex y èramos felices. Unos cuantos de mi división fuimos pasajeros de ese paseo.
Pasado el secundario seguí siendo amigo de Eduardo por un buen tiempo. Cuando se compró el 128 azul me puse más que contento. Solíamos ir con él y los Gustavos a jugar al bowling a Lomas (re banana lo nuestro!). Nos inscribimos todos en el flamante CBC de la UBA, que nuestra generaciòn inauguró. Eduardo nos llevaba a todos gustoso en su auto. Vacacionamos juntos en Santa Teresita en una carpa donde por las noches nos divertíamos haciendo hablar dormido al mayor de los Gustavos. Los chicos se estaban haciendo, de a poco, adultos.
En pleno alfonsinismo se puso de novio con Claudia, una vecina de Marisa de esas cuadritas a las que tanto cariño les tengo. Recuerdo los primeros años de su noviazgo con claridad ya que yo estaba ahì alrededor en un grupo que, pasados los años, era una especie de extensión o evolución del grupo de mi colegio.
Cometimos el error de no vernos durante veintidos años, situación que se remedió hace poco. Ahora vive más cerca aun de mi casa y la casualidad quiso que su equivalente de mi escuela primaria, mi amigo Sergio, viva en la misma manzana que él.
Pensaba que yo era el único que guardaba el ticket de ingreso al Parque Nacional Nahuel Huapí de nuestro viaje de egresados. Eduardo tambien lo tiene! Y no debería ser sorpresa. Tiene hasta la chequera de Centur con todos los talones de pago lo que espero me sirva a la hora de calcular cuánto nos salió viajar a Bariloche. Conserva su propia bitácora del viaje de egresados, algo que yo también hice pero perdí en la cuarta visita a Feliz Domingo junto con un bolso y las camperitas por si refresca de algunos de mis compañeros. Me fotocopió la suya y me la dió en la visita que le hice. Hay datos como los nombres de los 12 pasajeros del Colegio Mariano Saavedra de Monte Grande, la distribución de nuestro grupo pieza por pieza, detalle de cada una de las paradas que hizo el micro y una completa descripción de la escandalosa noche del 15 de Agosto de 1984 en la que, según Eduardo:

"Carlos tenía un pedo tan grande que parecía drogado. Patricia se sentía re-mal y lloraba sin parar (Marisa preparó un café cargado sin azúcar y con cenizas). Al tomarlo Patricia comenzó a vomitar y por fin dejó de llorar. Mariano del pedo que tenía le agarró un ataque de nervios. Patricio se agarró a piñas con "el bicho" y con el tipo del hotel los fuimos a separar. Que quilombo!"

Me sentí raro al actualizarle a él y a su esposa mis últimos veintidos años en unos minutos. Igual lo bueno es que aun con el paso del tiempo vi que lo puedo hacer con total naturalidad que, como en las amistades más sólidas, hay cosas que ni falta hace alcararlas. Temas en los que ya sabes que el otro entiende de qué hablás porque te conoce, porque estuvo ahì con vos, porque fue parte de tu vida.
Si en los primeros ochenta mi secundaria fue mi vida misma, qué podré decir de mi amigo más cercano? Siempre será poco. Salud Eduardito! Que bueno volver a verte!

6 hablaron:

Anónimo dijo...
27 de octubre de 2009, 13:13

eltiemponopasa:
¿No era que Eduardo no tenía ningún recuerdo?, eso fue lo que me dijo a mí?, ¿o se habrá confundido con los de la primaria?.
Quiero ver ese cuaderno, con esos relatos, otro instrumento más para refrescar mi memoria.
Recuerdos de Eduardo tengo miles: su casa de Ferré,sus cumpleaños el 4 de Mayo, que si no lo hacia otro día no podía ir ya que era el cumple de mi abuelo; de su papá, su prolijidad extrema, sus mapas hechos con tinta china de manera maravillosa, de su letra, de como agarraba la lapicera, de la música que llevó a Bariloche, etc...
Ese mismo día que él relata en su cuaderno de la borrachera de unos cuantos de la división, otros no sabíamos para donde disparar.
Yo trataba de tranquilizarlo, egresado, pero el quinto regimiento que se había tomado, le había hecho muy mal!!!! Hasta he pisado el vómito de Dragone(guajj).
Pero sé, que cuando se tranquilizó todo, con él y otros más nos fuimos a una cafetería; algunos pedimos café, otros chocolate.
Eduardo, junto a otros ,venía a tomar mate a la pieza que yo ocupaba junto a Marcela, Fabiana y Celia.
Egresado, jamás pensé que Eduardo hubiese sido su mejor amigo, me dan la sensación, aún hoy, de ser polos opuestos, pero sinceramente me siento feliz de ello, él siempre fue un buen tipo!

Las cosas que uno se entera después de 25 años!!!!!

Anónimo dijo...
27 de octubre de 2009, 21:32

Estupenda descripción de mi persona desde el título hasta el punto final.
Contaste cosas que ya no formaban parte de mi, porque por alguna razón, ya no las recordaba.
Nunca volveré a olvidarme de esos hermosos momentos (que fueron muchísimos más de los que enunciaste acá)
Salute Mariano!!!!!

Tu amigo "el poyo" Eduardo

nuncameolvidedeustedes dijo...
2 de noviembre de 2009, 13:26

tengo una foto del estado calimotoso de las caras, a la mañana siguiente, te la pasaré pra este blog

Anónimo dijo...
8 de noviembre de 2009, 17:17

Yo tambien tengo millones de recuerdos tuyos Eduardo, escuchar musica en el living de tu casa, me acuerdo que tu hermana depilaba con cera en tu casa y cuando venian sus clientas les ponias el tema de las viudas "1,2 y 3 que pelitos que tenes!!!.
Me acuerdo del Falcon de tu viejo y cuando por las noches hibamos 4 o 5 a la puerta de cementerio y mirabamos para adentro a ver si veiamos algo raro.Siempre le cuento eso a mis hijas, vos te acordas? porque ya se lo comente a dos personas que venian y no se acuerdan.Besos.

Anónimo dijo...
9 de noviembre de 2009, 11:20

No. No recuerdo lo del cementerio. Tampoco sé quién sos y me gustaría saberlo!!
Estaría bueno que todos firmen abajo del comentario, para poder saber quien está hablando.
Besos
EDU

M dijo...
9 de noviembre de 2009, 21:10

Yo si me acuerdo del cementerio, de los falcon (esa noche que metimos 17 y una bici!), del living, de la cera ... en fin son muchos los recuerdos ... gracias por refrescarlos !
Coincido, firmen los comentarios
M (de Marisa obvio!)