Comenzar a escribir este blog vino acompañado de una serie de tareas, entre ellas la de desempolvar un estuche de chocolate Turista traido de Bariloche en el que guardé recuerdos relacionados con mi secundaria. Casi todas cosas que empecé a encanutar allá por fin del 84 cuando preveía que a futuro me traerían buenos recuerdos.
El futuro llegó hace rato. Y ya lo ves, ahí estoy leyendo una carta escrita a máquina en 1983 por alguien de mi división en el juego del amigo invisible. En cuanto comencé a leerla mi memoria me remitió a una compañera, o mas precisamente a dos. Sí. Porque hay dos compañeras a las que empecé a ubicar en dupla. De la esquina de mi casa veintitres cuadras en linea recta a la derecha vivía una. La otra veintitres cuadras hacia la izquierda de la otra esquina. Vecinas ellas, lindas las dos, morochas, estaturas similares y nombres parecidos. En la multitud de cuarenta y cuatro personas que me recibieron en segundo año Liliana y Viviana se me representaban casi como una unidad. Aunque para cuarto año ya las conocía lo suficiente como para diferenciarlas.
La carta (abrir haciendo click sobre ella) denota que quien la escribió no solo me quería sino que me asignaba un lugar destacado en el grupo. Frases como "te considero un muy buen compañero ya que sé que nos querés a todos" o "todos tus compañeros sabemos que no te olvidarás nunca de la división" me causan hoy el mismo impacto que cuando fueron escritas, o sea: mucho.
Hace unos dias escaneé la carta y se la envié a Viviana casi convencido de que era de su autoría. Al otro dia me contestó: Hola Mariano!!!!! Lamento comunicarte que no eras mi amigo invisible en 4º año, aparte yo no tenía máquina de escribir.
Así que decidí escribirle a Liliana quien dijo que de entrada, leyendo el contenido de la carta, supuso que era de ella y que no lo dudó cuando vió la "firmita trucha" del final.
Bueno, amiga visible, sé que tus expectativas respecto de Bariloche fueron colmadas. Y no solo por mis chistes y bromas pesadas, ja!
El futuro llegó hace rato. Y ya lo ves, ahí estoy leyendo una carta escrita a máquina en 1983 por alguien de mi división en el juego del amigo invisible. En cuanto comencé a leerla mi memoria me remitió a una compañera, o mas precisamente a dos. Sí. Porque hay dos compañeras a las que empecé a ubicar en dupla. De la esquina de mi casa veintitres cuadras en linea recta a la derecha vivía una. La otra veintitres cuadras hacia la izquierda de la otra esquina. Vecinas ellas, lindas las dos, morochas, estaturas similares y nombres parecidos. En la multitud de cuarenta y cuatro personas que me recibieron en segundo año Liliana y Viviana se me representaban casi como una unidad. Aunque para cuarto año ya las conocía lo suficiente como para diferenciarlas.
La carta (abrir haciendo click sobre ella) denota que quien la escribió no solo me quería sino que me asignaba un lugar destacado en el grupo. Frases como "te considero un muy buen compañero ya que sé que nos querés a todos" o "todos tus compañeros sabemos que no te olvidarás nunca de la división" me causan hoy el mismo impacto que cuando fueron escritas, o sea: mucho.
Hace unos dias escaneé la carta y se la envié a Viviana casi convencido de que era de su autoría. Al otro dia me contestó: Hola Mariano!!!!! Lamento comunicarte que no eras mi amigo invisible en 4º año, aparte yo no tenía máquina de escribir.
Así que decidí escribirle a Liliana quien dijo que de entrada, leyendo el contenido de la carta, supuso que era de ella y que no lo dudó cuando vió la "firmita trucha" del final.
Bueno, amiga visible, sé que tus expectativas respecto de Bariloche fueron colmadas. Y no solo por mis chistes y bromas pesadas, ja!
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