Normas de presentación


No era asunto ni de preceptores, docentes, autoridades, padres ni mucho menos de los alumnos preguntarse por què si en la primaria todos íbamos en guardapolvo llegados a la secundaria los varones teníamos que ir "empilchados" y a las chicas se les imponía un insípido guardapolvo blanco que tapaba más aun que el anterior. Como tantas otras cosas de la dictadura se acataban sin cuestionamiento.
Con todo lo que un adolescente puede llegar a decir con su ropa el colegio imponía normas. Y la norma era vestirse todos igual con un margen de maniobra muy estrecho o lindante con el mal gusto, como zapatos marrones con saco azul que sí estaba permitido.
Cuando entré en segundo para mi madre el tema del saco fue facil: a la mierda el bolsillito con el escudito del colegio anterior y me queda, igual, un saco de puta madre. En tercero heredé saco. Tal vez de mi hermano, tal vez de mis primos que tenían talla más parecida a la mía. Y al llegar a quinto ya casi que no era problema.
Los pantalones grises de franela, sepanló, dan mucho calor. Sirven para el invierno pero en primavera ya molestan, más de lo que molestaban el segundo lunes de marzo. Además de esos bolsillos se escabullía cualquier cosa. Y que mal prohibir el corderoi, no? Hoy parece un delirio. Creo que en esa época también lo era, al menos para mi. Pero ahí estaba. Institucionalizado e indiscutible. Escrito en un papel por si no te quedaba claro a vos o a tus padres, que guay que osaran ir a llorar miseria y mucho menos a cuestionar.
La camisa podía ser blanca o celeste aunque en mi colegio la blanca era la más común en los varones de comercial (basta ver la foto de cuarto segunda). A la tarde, en nacional veías divisiones casi íntegras de camisa celeste. Ya de antes de la secundaria yo evitaba las camisas toda vez que fuera posible, cosa que hoy sigo haciendo. Es por eso que la obligatoriedad de la camisa es algo que padecí hasta los primeros dias de quinto.
Que paz que sentí cuando por fin, democracia mediante, pude ir al colegio en zapatillas. En aquella época no se usaban las estrámbóticas zapatillas que se usan hoy y yo con mis topper celestes estaba en la gloria.
Mi pelo fue, es y será siempre un problema. Jamás en mi secundaria podría haber usado el pelo como lo uso hace unos años. Debía cortarlo con cierta regularidad porque, como aun me sucede, a mi el pelo me crece para arriba, ja!. Años después averigué sobre el posible orígen del tema: en mis genes hay raza negra. Así que o cortito o como una ovejita. Esas fueron mis dos únicas opciones.
Un dia que me mandaron a cortar el pelo dije que mi pelo se ajustaba al reglamento por aquello de que no tocaba las orejas ni el cuello de la camisa. Esto último no estaba escrito pero se sabía que también estaba prohibido. A esto se me contestó que yo no tenía mi cabello peinado como decía el reglamento sino que yo "me había hecho un peinado afro". Si, porque en esas epocas todavía estaba de moda "hacerse" el pelo para que sea como el mio; Cambio de look, como cuando uno de los míos se hace la planchita.
Las normas de presentación del 83 no decían nada sobre bufandas o guantes. Yo tenía una bufanda muy parecida al uniforme de mi anterior colegio, aunque no exactamente igual. En ese colegio eran hiper celosos del uniforme porque, entre otras cositas, lo vendían ellos. Aun así me dejaron ir con mi bufanda escocesa que hasta a Bariloche llevé años más tarde. Al pasar a mi colegio en segundo tenía un preceptor bastante nabo, que citó a mi mamá para hablar del tema y saben con qué se abrigaba mientras hablaba con ella? Con una bufanda escocesa!!! Mi mamá no le preguntó por qué él sí la podía usar. Solo le dejó claro que mientras la tuviera puesta no era quien para cuestionar justo ese punto. Aun cuando él fuera un preceptor.
Cuando llegué a quinto año Alfonsín era presidente del país. El colegio se iba enterando que la dictadura había terminado en la medida en que le fueran llegando los memos desde el Ministerio de Educación. Por lo demás seguían como que aquí no ha pasado nada. Pero al comenzar las clases ese papelito se lo tuvieron que meter en el orto La Negra y un par más. Y lo digo con la misma alegría que lo dije aquella vez.
Estábamos preparados para recibir esa libertad. Eso habíamos dicho en el periódico escolar cuando a Maria Teresa (que no era precisamente un bardo) la sancionaron por violar el reglamento. No tengo en mis manos las normas de presentación de las mujeres que con solo mirar la foto de segundo o de cuarto se nota que era mucho más cruel para con ellas. Ojalá alguna de mis compañeras lo conserve. O que tienen que ver esos cuellos altos con la frescura de chicas de dieciseis años?

1 hablaron:

ANA dijo...
4 de noviembre de 2009, 8:39

un verano hacía tanto calor que no se soportaba el flequillo, pero no nos dejaron desabrocharnos el primer botón de atrás del guardapolvo, LA NEGRA caminaba por las filas para ver si ésto se cumplía y ver las medias hasta la rodilla...yo la miré desafiante, segura de cumplir las reglas cuando me dijo"salga de la fila, vaya a lavarse la cara que no hay que venir maquillada al colegio".....inútil fué explicarle que era una loción para los granitos que se ponía a la noche y te quedaba la cara rosa por más que te refriegues....y bueh...le dí el gusto....
ANA