La que cruzó el charco


A los dos minutos de haberme incorporado a mi división al comienzo de segundo año se nos acercaron a mi y a Naveira dos chicas para proponernos intercambiar asientos. Una era mi amiga más antigua y la otra su vecina Fabiana.
Como más de la mitad de mi división hizo la primaria en la 18 y de las pocas (o no sé si la única) que venía de 7mo B. Oriunda de un pueblo uruguayo donde nació un famoso actor llegó a la Argentina allá por 1974 para empezar 2do grado. Era de las pocas compañeras de mi división que usaba el pelo corto y con sus piernas nuestro eterno profesor de Geografía solía distraerse, no sé si me explico!
Mi amistad con ella fue creciendo en paralelo con la de Marcela, su incansable compañera a la hora de bolichear. Incontable cantidad de veces hice vereda en la puerta de su casa, en el epicentro del barrio donde vivían muchos compañeros. Al ir teniendo más confianza me hice habitué ya de su living. Conocí a sus hermanos, a su mamá enfermera, a su papá que un día me aclaró qué cuerno era la Antropología (de la que yo tenía apenas una vaga y errada idea). Los horarios de trabajo de sus padres hacían que Fabiana quedara a veces a cargo de sus hermanos, momentos en que podía vérsela imponiendo su autoridad. Recuerdo una tarde de enero con mucho calor en que fumábamos rubios con la puerta de calle abierta (por què no?) y en un descuido su hermano Pablo, apenas un niñito en ese entonces, dejó escapar a un perrito cachorro. El lomo de burro que hoy está exactamente ahí no existía y el perrito vio el fin abajo de la rueda de una camioneta. La madre de Fabiana desaprovechó el escaso momento del día que tenía para dormir, se levantó y dispuso del cuerpo del perrito con envidiable sangre fría.
Sostuvo durante buena parte de aquellos años un noviazgo a la distancia con un chico de su pueblo al que veía unicamente cuando viajaba. Mi estupidez adolescente siempre fue un inconveniente a la hora de mantener una amistad sostenible con Fabiana. Siempre me sucedía (no solo con ella) que una palabrita subida de tono por parte de otros yo la leía como una invitación a la zarpada y ahí caía irremediablemente. En esos momentos Fabiana sabía ponerme límites. En una carta de mediados de cuarto año me dijo:

No sé por qué te dejé leer la carta para Marco, yo pensé que te ibas a reir, pero vos demostraste que no y eso me gustó mucho.
Muchas veces quise ser tu amiga pero vos no me dejaste. Cada vez que me acercaba a vos me salías con una zarpada o se te iba la boca.

Al final tenía razon La Negra cuando me dijo su famosa frase "su boca es una cloaca".
Pasó a cuarto año dejando dos previas. Ya teníamos que empezar quinto y esas dos previas todavía estaban ahí. Junto con Marcela eran mis alumnas particulares de Merceología en las calurosas tardes de febrero del 84. Los días pasaron y Matemáticas de tercero aplazada trabó a Matemáticas de cuarto. Un examen más con un 2 y pasó lo que no debía pasar: Fabiana repitió. Tener a su hermana María José en el colegio hizo que pudiera quedarse y, como a mis compañeros que pasaron a 5to 1ra, la seguí viendo todo el año en los recreos. Vino a Bariloche en compañía de una "prima", Celia, que nos deleitaba con su música. Padeció un síntoma en su labio durante casi toda la semana como lo acreditan varias fotos. En Uruguay Marco chocho de la vida. Ningun chico iba a querer besar a su novia durante el viaje de egresados.
Al igual que Marcela vino a Feliz Domingo con nosotros todas las veces y después, cuando hizo quinto, siguió yendo con su nueva división. Al terminar la secundaria se fue a vivir a Chaco. Lo último que supe de ella fue que allá tenía un novio y durante años repetí la versión que circulaba entre mis compañeros: el novio de Fabiana había tenido un acciedente y quedó con amnesia. La primer parte del chisme era cierta, la otra no. Nada supe de ella por años. Mis compañeros la encontraron supongo que gracias a esa cosa llamada feibu. Ahora vive en una de las mejores ciudades argentinas y se hizo fanática de Newells.
Dificil de entender para sus hijos la historia de la repetida de año en el secundario, sobre todo porque su mamá terminó el profesorado con medalla de honor por ser el mejor promedio! Que tul!!

2 hablaron:

ANA dijo...
20 de noviembre de 2009, 19:16

Recuerdo a MARCO ANTONIO, parecía un nombre de película...

Anónimo dijo...
21 de noviembre de 2009, 22:43

tan de película como la historia del otro que chocó y todos creían que tenía amnesia. Quien inventó eso?