Uno de los títulos posibles para estas lineas podría haber sido La más linda del curso. Sé que muchos de mis compañeros coincidirían en la apreciación. Pero evitaré abrir discusiones con unos o herir suceptibilidades de otras. En cualquier caso si ese título llegara a ser errado lo sería por muy poco.
En la interminable multitud de 2do 2da Liliana sobresalía. La recuerdo no tan lejos de mi rincón aunque, como ya dije, de entrada me la confundía con su vecina Viviana.
Ya desde el inicio nos caímos bien y tanta distancia no habremos tenido en segundo porque a poco de comenzar tercero estuve en su fiesta de quince. Tengo de esa noche el recuerdo de haber salido un rato a la vereda, a pasos de Juncal y Posadas, con el Cafiu (que la apodaba Popotitos) y Patricio que ya eran hombres y fumaban.
Hay un momento que me jamás me voy a olvidar. El dia de la primavera de 1982 mientras yo esperaba que se me secaran las medias y el pantalón de gimnasia empapados. De la nada irrumpió Liliana desaforada a los gritos. Tengo su cara de pánico grabada. Con cuatro palabras lo decía todo: el Chino se muere.
Cada vez que había que organizar algo que tuviera que ver con el viaje de egresados ahì estaba Liliana. Fui con ella a Quilmes montones de veces en el viejo 278 a preguntar cosas de Bariloche y otras tantas en el 37 a llevar las famosas listas para estar en Feliz Domingo.
En cuarto sacó mi papelito en el juego del amigo invisible, hecho que recordé de modo trastocado y que recientemente se aclaró. Hasta como amiga invisible me escrbía cartas lindas. Me escribió después en la dedicatoria de fin de año:
A pesar de haber discutido varias veces por bromas pesadas tuyas, te aprecio porque ultimamente has cambiado mucho y estás más bueno.
Estas palabras confirman dos cosas. La primera es que no era facil soportarme en mi adolescencia. La segunda es que nuestro vínculo se estaba afianzando.
Siempre fui bien recibido en su casa. Su hermana había egresado del colegio en la misma promoción que mi hermano pero en una division de comercial (nada menos que 5to 2da) en las épocas en que los dos últimos años se cursaban en el viejo Rancho de Salta y Juncal y de ahí lo conocía. Tardes de calor en su fondo con pileta de material construida por el padre y una hamaca doble.
Sacó con mi vieja Everflash una de las fotos barilochenses que cada vez que la veo me trae recuerdos hermosos: Carlos, Eduardo y yo bien arriba del Cerro Catedral rodeados de nieve. Me han dicho que esa foto circula por esa cosa llamada feibu o algo así.
El primer dia de quinto año me escribió una carta de seis páginas donde intentó por todos los medios subirme el ánimo. Estábamos más que tristes por la partición de nuestra división, porque no nos iban a dejar disfrutar juntos el que tenía que ser el mejor año de la secundaria. Quedamos del mismo lado en la repartija y se sentó adelante mio todo el año.
Fue nuestra representante en el concurso de secretarias de Feliz Domingo. Yo ya la había visto con el conjuntito rojo con el que desfiló. Una cinturita hermosa. Le quedaba pintado. Cuando llamaron a las concursantes a cambiarse todos le deseamos suerte. Estábamos convencidos de que pasaba a la ronda final. Al rato vuelve Marcela de los vestuarios, que la había ayudado a maquillarse. -Está hermosa, nos dijo. Y así era. Cuando Liliana salió no solo sus compañeros aplaudimos. De las gradas finales, donde ubicaban a los colegios industriales, se escuchaban toda clase de piropos y halagos. Pasaban dos a la final. Era obvio que Liliana tenía que estar sí o sí entre esas dos. La poca belleza de casi todas sus adversarias así lo indicaba. Nunca supe si la llave de Feliz Domingo estaba arreglada pero su concurso de secretarias sí que era bien trucho. Cada año quedaba demostrado y ese dia no fue la excpeción. Ganaron la otra que tenía que ganar y una medio bagarta que era de un colegio de Lanús Oeste que quedó eliminada rápido el dia de la final. Viviana había ganado la prenda de baile y qué mejor que coronarlo con Liliana finalista del concurso de secretarias! Pero no.
Cuando el vendaval de comienzo de quinto fue pasando nos fuimos curando juntos la herida a fuerza de risa. Vieron que dicen que la risa tiene poderes curativos!. Junto con Paula, Ana y Eduardo armamos un quinteto usina de situaciones hilarantes que más de un problema nos trajo a la hora de ser señalados por algun que otro docente, preceptor buchón o jefa de preceptores.
El otro día en un mail me decía que a su hija le habla de mi. Que le cuenta cómo nos divertíamos en el colegio. Me llena, como siempre, de elogios y dice que yo siempre tengo "algo para contar". Es por eso y por otras cosas, Liliana, que a falta de cuaderno remallado ahora ese algo lo cuento acá.
Siempre fui bien recibido en su casa. Su hermana había egresado del colegio en la misma promoción que mi hermano pero en una division de comercial (nada menos que 5to 2da) en las épocas en que los dos últimos años se cursaban en el viejo Rancho de Salta y Juncal y de ahí lo conocía. Tardes de calor en su fondo con pileta de material construida por el padre y una hamaca doble.
Sacó con mi vieja Everflash una de las fotos barilochenses que cada vez que la veo me trae recuerdos hermosos: Carlos, Eduardo y yo bien arriba del Cerro Catedral rodeados de nieve. Me han dicho que esa foto circula por esa cosa llamada feibu o algo así.
El primer dia de quinto año me escribió una carta de seis páginas donde intentó por todos los medios subirme el ánimo. Estábamos más que tristes por la partición de nuestra división, porque no nos iban a dejar disfrutar juntos el que tenía que ser el mejor año de la secundaria. Quedamos del mismo lado en la repartija y se sentó adelante mio todo el año.
Fue nuestra representante en el concurso de secretarias de Feliz Domingo. Yo ya la había visto con el conjuntito rojo con el que desfiló. Una cinturita hermosa. Le quedaba pintado. Cuando llamaron a las concursantes a cambiarse todos le deseamos suerte. Estábamos convencidos de que pasaba a la ronda final. Al rato vuelve Marcela de los vestuarios, que la había ayudado a maquillarse. -Está hermosa, nos dijo. Y así era. Cuando Liliana salió no solo sus compañeros aplaudimos. De las gradas finales, donde ubicaban a los colegios industriales, se escuchaban toda clase de piropos y halagos. Pasaban dos a la final. Era obvio que Liliana tenía que estar sí o sí entre esas dos. La poca belleza de casi todas sus adversarias así lo indicaba. Nunca supe si la llave de Feliz Domingo estaba arreglada pero su concurso de secretarias sí que era bien trucho. Cada año quedaba demostrado y ese dia no fue la excpeción. Ganaron la otra que tenía que ganar y una medio bagarta que era de un colegio de Lanús Oeste que quedó eliminada rápido el dia de la final. Viviana había ganado la prenda de baile y qué mejor que coronarlo con Liliana finalista del concurso de secretarias! Pero no.
Cuando el vendaval de comienzo de quinto fue pasando nos fuimos curando juntos la herida a fuerza de risa. Vieron que dicen que la risa tiene poderes curativos!. Junto con Paula, Ana y Eduardo armamos un quinteto usina de situaciones hilarantes que más de un problema nos trajo a la hora de ser señalados por algun que otro docente, preceptor buchón o jefa de preceptores.
El otro día en un mail me decía que a su hija le habla de mi. Que le cuenta cómo nos divertíamos en el colegio. Me llena, como siempre, de elogios y dice que yo siempre tengo "algo para contar". Es por eso y por otras cosas, Liliana, que a falta de cuaderno remallado ahora ese algo lo cuento acá.
6 hablaron:
Para mi.... la más linda, dulce, tierna y femenina.
ANÓNIMO CONOCIDO.
me parece que ahí quedó una deuda pendiente, o me equivoco?
De todas formas, lo que haya quedado pendiente....ya prescribió.
sí, pero donde hubo fuego......
no hay justicia qué presciba para el amor (es amor?), querido anónimo?.
perdón; prescriba!!!!
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