Entrar en segundo año a un curso ya constituido no fue totalmente facil. Tampoco me fue imposible. Lo cierto es que lograr integrarme a un grupo de 45 personas no era tarea para un par de meses. De a poco iba conociendo a algunos, basicamente a los que a la salida de la escuela caminaban por la calle Guidi. María Teresa era de los otros. De los que rumbeaban por Arias hacia Esquiú, calle donde precisamente ella vivía. De entrada pegamos onda..... mala! Tal fue la distancia en segundo año que para diciembre, estando con un grupete en la puerta del colegio esperando que algunos otros salieran de rendir una materia, Teresa cayó con sus invitaciones para el cumpleaños de 15. De los que estábamos ahí sentados estaban todos invitados menos yo. Teresa comenzó a repartir por mi izquierda, a uno, a otro, a otro, me salteó in my face y terminó invitando a quien estaba a mi derecha. Escena tensa.
En tercer año se habia puesto de moda una publicidad de pan rallado con una rima pegadiza. Yo, en un rapto de creatividad, decidí cantársela a Maria Teresa cambiándole la letra: "Ay Teresa, ay Teresa, poné las tetas sobre la mesa". La respuesta no se hizo esperar: PAF!! Sonoro cachetazo! y María Teresa, que me comía con la mirada, no perdió la compostura y, tambien cantando, me respondió: "Ay querido, ay querido, eso te pasa por atrevido".
Años más tarde la cosa cambió. No recuerdo bien en qué año Teresa fue votada (también por mi) como mejor compañera. Fue toda una revelación. La foto ilustra que en Bariloche habia confianza hasta para sacarnos fotos solos los dos. Allí donde había mala onda empezó a haber risa. Llegó la alegría!
Recuerdo haberle preguntado alguna vez qué iba a estudiar cuando termináramos la secundaria. La respuesta me sorprendió porque hasta venía con el destino laboral incluido: "voy a estudiar el traductorado de inglés para después trabajar en la Aduana". El otro día la busqué en google y ahí estaba Teresa, en la página de la AFIP (que ahora incluye a la Aduana). Que sorpresa hablar por teléfono. Todavía no la vi personalmente. Eso sí, su voz sigue sonando así de alegre como cuando teníamos 15 años.
En tercer año se habia puesto de moda una publicidad de pan rallado con una rima pegadiza. Yo, en un rapto de creatividad, decidí cantársela a Maria Teresa cambiándole la letra: "Ay Teresa, ay Teresa, poné las tetas sobre la mesa". La respuesta no se hizo esperar: PAF!! Sonoro cachetazo! y María Teresa, que me comía con la mirada, no perdió la compostura y, tambien cantando, me respondió: "Ay querido, ay querido, eso te pasa por atrevido".
Años más tarde la cosa cambió. No recuerdo bien en qué año Teresa fue votada (también por mi) como mejor compañera. Fue toda una revelación. La foto ilustra que en Bariloche habia confianza hasta para sacarnos fotos solos los dos. Allí donde había mala onda empezó a haber risa. Llegó la alegría!
Recuerdo haberle preguntado alguna vez qué iba a estudiar cuando termináramos la secundaria. La respuesta me sorprendió porque hasta venía con el destino laboral incluido: "voy a estudiar el traductorado de inglés para después trabajar en la Aduana". El otro día la busqué en google y ahí estaba Teresa, en la página de la AFIP (que ahora incluye a la Aduana). Que sorpresa hablar por teléfono. Todavía no la vi personalmente. Eso sí, su voz sigue sonando así de alegre como cuando teníamos 15 años.
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